A veces echo de menos esos días. El poema es viejito pero querido. Espero publicar más. Me gusta cuando mi mente es un caaaaaaaos total. En los estados de maestro zen no me dan ganas ni de escribir.

Espero sorpenderlos

Besos

Sesión de poesía

“A un desconocido viejo amigo de apellido Baudelaire”

Duelen las pisadas en andares confusos
Cuando el invierno muerde los huesos enfurecido.
Ironía, sexo, rabia, apatía adornan los senderos
Acompañando las rozas de largas espinas al ocaso.

Se viene ya la noche, se percibe.
Nada se oye alrededor sino mas que una gaviota sin su brújula.
Las luciérnagas de hierro despiertan poco a poco
Y en negra selva el todo colindante se torna.

Se entona la canción del bardo
Se nostalgia el alma poco a poco
Las toscas barreras de carne se traspasan
Con el sangrante filo de la tinta.

Los demonios aparecen en legiones
Las plumas rasgan ruidosamente los papeles
Poesías delirantes se escriben en los gritos
De las pieles ahogadas en alcohol.
Vino, hermoso elixir inspirador de amores
Amigo inseparable de amantes, sacerdotes y asesinos.
Ilumina la senda de los poetas
Masacrados por los gélidos besos de la existencia.

Entibia nuestros corazones descarnados
Alimenta nuestras plumas con tus visiones
Danos el poder de la seducción eterna
Escribe nuestros epitafios antes de morir.

Seres alados comparten esta noche nuestras habitaciones
Nos miran, nos cantan,
Nos susurran, nos invocan
¡despierten sus demonios de una vez!

¡Revelen sus internos fuegos desesperados!
Haced temblar a Dios y a Satanás con sus blasfemias.
Sois la nueva casta, la nueva esencia
Que al mundo dará ese espejo de reflejo aterrador.

Que la fuerza de un Dios encolerizado se plasme en vuestras letras
Que la palabra sea un mero conductor de las heridas internas
Piedra angular de aquellos gritos descarnados
De amor, odio, ira y compasión.

Los poetas están muertos, ¡secos en sus tumbas!,
Y de ellas nacemos las flores de pétalos
de diversos dolores, de distintos amores
que lanzan a los vientos sus escasas semillas de humanidad

Ay!, mundo, como hoy te odiamos.
Sois el reflejo de todo cuanto no queremos ver.
Mas el ignominioso canto de batalla que escuchas cada noche
Es nuestro esperanzado rezo de cambio para vos.

Tapio